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Esta publicación considera que la familia y la escuela son los principales escenarios donde se desarrollan las vidas cotidianas de niños y adolescentes y, por tanto, ambos contextos son fundamentales para el buen desarrollo y ajuste de éstos. Según el artículo los alumnos de entre 10 y 16 años pasan la mayoría de su tiempo en sus casas o en las escuelas, lo que implica, a su vez, una larga convivencia con familiares o cuidadores, iguales y profesores. Todos ellos pueden proporcionar oportunidades únicas para el aprendizaje y entrenamiento de habilidades sociales y la vivencia de relaciones positivas, pero también pueden constituir el terreno perfecto para abonar expresiones de malestar emocional y comportamientos violentos.
A lo largo del artículo se hace un detenimiento en el doble papel de la familia y la escuela como contexto de riesgo y de protección frente al desarrollo de problemas de comportamiento violento en la adolescencia. En particular, se centran en analizar el rol que desempeñan los estilos de socialización familiar y la calidad de la comunicación padres-hijos en el origen y permanencia de estos problemas. También, proporcionan una síntesis de aquellos aspectos escolares que diferentes estudios recientes han señalado como factores explicativos fundamentales del comportamiento violento. En primer lugar, se detiene en hacer una breve presentación de la familia y su relación con el contexto escolar, para pasar a comentar más específicamente en la segunda parte cómo ambos escenarios pueden contribuir a explicar el comportamiento de los hijos.
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El artículo principalmente señala la importancia que tiene la familia en la creación y el fomento de comportamientos violentos de los hijos e hijas, sustentándose estos en los diferentes estilos y prácticas parentales, señalando entre otros, la importancia de las relaciones familia-escuela, factores relevantes en el contexto familiar, pautas de socialización familiar o dinámicas de comunicación o conflicto familiar, focalizando en todo momento que la formación o educación que los chicos reciben de manera implícita o explícita es la que después ejecutan con los demás, y sobre todo con sus iguales.
Por otra parte, señalan, aunque de manera menos relevante, otros elementos como influyentes en la formación de conductas violentas, como son algunos factores importantes en el escenario escolar, características del centro o las propias relaciones con el profesorado o con los iguales.
Por lo tanto la información estaría dirigida para la familia principalmente, sin embargo puede enriquecer a otros colectivos, como puede ser el profesorado o los iguales.
Estos dos aspectos son decisivos para la formación del niño o niña, ya que son los contextos donde más tiempo pasan, y al ser su contexto más cercano es donde se desenvuelven y se socializan. Las buenas prácticas en estos ámbitos favorece la correcta escolarización de los alumnos/as, por ello es importante la aportación de este tipo de artículos para el Proyecto School Safety Net, pues una buena formación podría evitar un gran número de comportamientos violentos o de bullying/ciberbullying entre los más jóvenes, uno de los principales factores de absentismo escolar.